sábado, 8 de junio de 2019

Día #0: Bilbao - Tbilisi

Tras una estresante jornada de trabajo, comer a la carrera y rumbo al aeropuerto para embarcarnos en los vuelos de la Turkish que, previa escala en Estambul nos ha llevado al que será el comienzo de nuestra aventura. 


Estambul acaba de estrenar aeropuerto hace apenas 1 mes, el que dicen es el segundo más grande del mundo tras el de Dubái. A veces parecía más la Quinta Avenida que un aeródromo. 



Con puntualidad en todos los enlaces, hemos tomado tierra a eso de las 4.30 am.  Tras el control de pasaporte, acopio de moneda local y comprar la barik georgiana, hemos llegado al alojamiento a las 6 am. La habitación no estaba disponible hasta las 14 horas, así que no quedaba otra que empezar a patear la ciudad. Una ciudad totalmente vacía, que empezaba a despertarse...



El día caluroso ya a estas horas (21 graditos), estaba radiante. Sin rumbo dentro del casco antiguo, ya empezamos a disfrutar de las casas antiguas, con sus balconadas, escaleras y patios. Algunas parece que se caen a trozos, otras recién restauradas. 






Hemos decidido coger el metro, muy sovietico con sus empinadas y endiabladas escaleras, y su sobria decoración en los andenes, que nos ha llevado hasta la estación de autobuses. 



Aquí, intentando encontrar la furgo que nos debía llevar a Mishketa. Este medio de transporte llamado marshrutka funciona muy bien y te permite moverte entre ciudades y pueblos por todo el país.

En menos de 30’ hemos llegado a destino. Mtskheta marca los orígenes de Georgia. Fue su primer capital y el lugar exacto donde los reyes georgianos adoptaron la religión católica. A esta hora éramos de los pocos turistas deambulando por sus calles.


La primera visita, la Catedral de Svetitskhoveli, considerada uno de los lugares más importantes de la Iglesia georgiana ortodoxa. El exterior totalmente amurallado. En el patio interior destaca la Cruz de Santa Nino hecha de sarmiento y entrelazada con cabello de la Santa. Es la Cruz un representa a la iglesia ortodoxa georgiana. 





Su interior muy oscuro, con un Cristo enorme que te da la bienvenida. Las creencias dicen que debajo de uno de los pilares está enterada la túnica de Jesús, traída desde Jerusalén. Iglesia sin bancos, sin esculturas, con iconos que los fieles besan sin cesar y se santiguan además de encender velitas y escribir papelitos para hacer peticiones (creemos). Hay que ir tapado como una monja, por respeto a sus creencias.







No muy lejos de allí, otra iglesia, de menor tamaño pero con un significado relevante, la de Samtavro. Aquí están enterrados los dos Reyes que adoptaron el cristianismo, así como la capilla austera donde vivió Santa Nino. 





Tocaba subir a lo alto de la montaña, a donde solo se puede subir en taxi. Tras un pequeño regateo (15 gel), un señor majete nos ha acompañado hasta el Monasterio de Jvari. Detalle curioso. En Georgia el tema automovilístico es caprichoso. Importan muchos modelos de Japón (Honda y Nissan) que mantienen el volante a la derecha, lo que en el caso del taxista nos ha generado cierta confusión. 


Una vez arriba, la ubicación de este monasterio impresiona. En lo alto de un precipicio que desemboca en la confluencia de dos rios, con la población de Mtshketa allí abajo. El color de las aguas de los dos rios se mezcla. En esta colina Santa Nino plantó una gran cruz para anunciar la nueva fe, convirtiéndose en un lugar sagrado desde entonces. 





De vuelta al pueblo, el taxista nos ha dejado en la parada de la furgo que nos ha llevado a Tbilisi, en Didube Station. Alrededor de esta zona, muchos puestos de venta ambulante de todo tipo (hasta uno que vendía bloques de sal!) y también mucho local de cambio de moneda (pero cuando decimos muchos, queremos decir muchos). 








Hemos optado por caminar. Aún son las 11.30, el calor aprieta ya hasta los 31 grados. La zona , como todo el país, dado su pasado ruso, presenta unas construcciones mastodonticas de casas y otro tipo de edificios. Nos hemos acercado a ver algunos de ellos. Cada uno con su particular diseño y función. 








Por fin, eran más de las 14 horas cuando poníamos nuestros pies en la habitación. Una ducha express y a dormir. 

Tras una siesta reparadora, hemos salido a dar un paseo por la zona antigua, que es justo donde estamos alojados. En ningún sitio se fusiona mejor la magia del pasado de Georgia con su lucha por el futuro, que en la Vieja Tbilisi. Calles sinuosas con casas graciosamente inclinadas y en muchos casos destartaladas (y, por muy sorprendente que pueda parecer, la mayoría están habitadas), antiguas iglesias de piedra, plazas umbrías, edificios ultramodernos, cafés de ambiente relajado, bares bohemios que coexisten con lounge clubs a la última, tiendas de alfombras, pequeños hotelitos...

Hay un edificio que llama la atención, una pequeña torre inclinada y que está formada por restos de un terremoto que sufrió la ciudad hace tiempo. Pertenece al Museo de marionetas de Renzo Gabriadze. ¿A que es bonita?



Más adelante, la Iglesia de Santa Maria de Anchiskhati, una pequeña joya que pasa por ser la iglesia más antigua de la Ciudad. 



Nos hemos asomado al Puente de la Paz, con su techo de acero y cristal y sus más de 30.000 leds que lo hacen visita imprescindible. Además de las vistas que se obtienen desde aquí, claro está. En otro momento lo veremos de noche completamente iluminado. 

Seguimos recorrido, pasando sin prisas, con el cuerpo más o menos descansado, hasta llegar a la Catedral de Sioni, al lado de un patio, y con un tamaño que para nada hace pensar que pueda tener la categoría de Catedral. Fue la sede del Patriarca de la religión ortodoxa georgiana hasta hace pocos años, cuando se construyó la otra catedral (sí, aquí tienen hasta 2 catedrales!)




Llegamos a un punto, donde se bifurcan 2 calles, que antiguamente formaban parte de un gran bazar y que hoy en día están repletas de bares, clubes, tiendas de diseñadores... y mucho turista. Eso sí, los edificios no tienen desperdicio.






Estas calles desembocan todas ellas en la Plaza Meidan, lugar de entrada al barrio arabe, al barrio judío y de paso al otro lado del rio. Pero por hoy decidimos que ya hemos tenido suficiente y que una retirada a tiempo es mejor... 

...no sin antes degustar algunos platos de la cocina georgiana como este lobio (una especie de alubiada con sus sacramentos vegetarianos y un plato de berenjena. 



Seguiremos informando. 

4 comentarios:

  1. Qué bueno estaba el lobioooooooooo
    Qué velocidad! ¿No estaba aún puesto el mercado en Mtshketa? Lo mismo lo ponían más tarde, madrugadores...

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    1. Llegamos tan pronto (no serían ni las 8 am) que no había nada puesto por la calle. No había ni tiendas abiertas, excepto una donde compramos algo de agua, pan (cómo no).... y lo más gracioso fue que a la hora de pagar, nos dijeron la cantidad mostrándonos un abaco !!!

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  2. Hola chicos.
    Este año empiezo a seguir vuestras andanzas con retraso. Tiene buena pinta¡¡
    Besitos

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