Día #2: Tbilisi (Zona Moderna: Rustaveli & Vera)

Otro día soleado y caluroso, que hemos destinado casi por completo a recorrer la Avenida Rustaveli, cuyo nombre proviene del más grande poeta georgiano, Shota Rustaveli.

Esta grandiosa Avenida está repleta de historia, con sus grandes museos, teatros, palacetes y hoteles modernos.

El recorrido empieza, de nuevo, en la Plaza de la Libertad, donde se erige la estatua de San Jorge, patrón del país, matando al dragón (cómo se entere Daenerys!!!)

Desde aquí, hemos visitado varios museos, destacando el Museo Nacional. De entre sus numerosas salas destacan las del Tesoro de épocas anteriores a Cristo, con unos ejemplos tan delicados de joyas, adornos, objetos varios... impresiona ver la delicadeza teniendo en cuenta la época de la que estamos hablando, siglos aC.

Otras salas dedicadas a vestimentas regionales y donde aparecían motivos religiosos por primera vez..

...a la ocupación sovietica...

...y la que recoge los restos humanos más antiguos encontrados en el mundo, fuera de Africa.

El siguiente museo, la Galería Nacional, con pinturas de los mas famosos artistas georgianos, entre los que destaca Pirosmani. Todos ellos con influencias europeas, de Paris principalmente.

Como os decíamos, abundantes teatros y museos jalonan ambos lados de esta avenida, con un tráfico incesante.

Una paradita para un café como Dios manda en el Skola que nos ha venido muy bien...

... para continuar paseando y disfrutando de esta arquitectura de finales del XIX. La Ópera es otra de las joyas en el camino. De estilo arabesco resulta sorprendente de nuevo esa mezcla de estilos. Por cierto, por aquí nos acercaremos esta tarde...

Varios hoteles como el Marriot...

...y, sobre todo el Bilmore, con sus 300 metros de cristal. De este último destaca cómo han integrado un rascacielos moderno sobre el antiguo instituto IMEL sovietico.

El antiguo edificio de correos, también de la misma época se encontraba a continuación.

Hemos cruzado el paso subterráneo (la única manera de atravesar esta avenida sin semáforos ni pasos de peatones) para, pasar a través de los arcos y ver la antigua (hoy abandonada) estación del teleférico. Bonito edificio circular de hierro y cristal con sus rampas interiores.

Justo detrás, uno de los mejores balcones que hemos podido ver en toda la ciudad. Dos pisos repletos de detalles de marquetería en un color azul que hacían que todo el conjunto fuera una pasada para la vista!

El hambre apretaba, pero antes otra sorpresa en el camino. Lo que en su día fue la imprenta de un periódico ruso, hoy han sabido mantener la esencia y el decorado y transformarlo en un hotel nada convencional.

Justo al lado, teníamos muy buenas referencias de Lolita. La guía hablaba muy bien de este local de moda entre los tiblisianos, de su ambiente, de su cocina abierta, de su patio... y la verdad es que nos ha encantado. La comida, la tranquilidad, el ir y venir de gente ‘guapa’, ‘no tourists at all’... qué más podíamos pedir? Aquí hemos echado parte de la tarde.

Unas últimas visitas a estos edificios brutalistas como la antigua biblioteca técnica de la universidad en estado de abandono...

...al igual que el complejo Laguna Vere, con sus piscinas y su graderío ahora ocupado por unos talleres de coches, a buen seguro, clandestinos 100%.

Y como colofón al día, hemos vuelto. La Ópera (tras una reparadora siesta y ducha) para asistir a la función de Carmen. Si el exterior del edificio es digno de ver, su interior no se queda atrás. La obra? Digamos que ha sido como una adaptación de Los Javis. Incluso pensábamos que al final Carmen se iba de rositas... pero no!