jueves, 13 de junio de 2019

Día #7: Kazbegi

Vaya, vaya... tras una noche en la que no ha parado de llover, son las 7:30 y el día está claro, con nubes altas y sin, de momento, amenaza de lluvia inminente. La iglesia de Gergeti luce allá en lo alto con uno de los picos nevados justo al lado.

Así que, sin más dilación, hemos bajado al centro del pueblo (por llamarlo de alguna manera, ya que lo de centro es relativo, aunque de pueblo tiene muuuuuucho!) para buscar un sitio para desayunar. Hemos dado buena cuenta de un lobio y un khachapuri, con 2 americanos. No podemos iniciar la ascensión sin nada sólido en el estómago. 

Son casi 6 kilómetros de subida, que por supuesto vamos a hacer a pie, nada de coger un 4x4, que es la forma vaga de subir. Así que rodeando la montaña, hemos empezado poco a poco, a un ritmo pausado, disfrutando de un día soleado (quién nos lo iba a decir a nosotros, después de la que ha caído). Las vistas, mires donde mires, son impresionantes. La subida no se hace dura, es larga, pero llevadera. Poca gente en el camino...







Una vez arriba, el pequeño complejo de iglesia y campanario es lo de menos. Su ubicación es lo que la hace digna de merecer acercarse hasta estas remotas montañas. No sabes ni qué encuadre coger, si con la iglesia más cerca, si con el pico del Monte Kazbeg de 5034 metros al fondo, el pueblo en el valle... que todos los problemas en la vida sean estos, verdad?














Prueba conseguida. Este era uno, sino el que más, de los objetivos del viaje.

La bajada, la hemos hecho a un ritmo bananero, ya no teníamos prisas, el cielo estaba limpio, no había amanezca de lluvia y menos de tormenta, la temperatura era muy agradable (en la cima, sí que se notaba el viento más fresquito).





Y como premio, una paradita a tomar un refrigerio, siempre con vistas a todas las montañas... Nos lo hemos ganado!

El plan del día lo marca el tiempo y como la cosa pinta bien, y estamos, además de animados, no muy cansados, hemos ido al alojamiento a coger el coche que nos debía llevar, de nuevo por la carretera que va hasta Rusia (la frontera está a solo 11 kilómetros) a la garganta de Darieli. Aquí, se puede hacer un treking fácil (para nuestras fuerzas y condición física) hasta un conjunto de 2 cascadas. 




Efectivamente, la subida ha sido muy llevadera, con poco desnivel, en un entorno privilegiado, entre montañas, bosque bajo, y siempre el arroyo que cae desde la montaña y que dibuja unas eses con el blanco de la espuma dignos de un lienzo de Doña Consuelo!



La cascada grande de 50 metros de altura muy chula... Justo al lado, hemos hecho una parada al sol, para hacer un picnic, que llevamos un día de paliza...




Bajando hasta el desvío para ver la cascada pequeña, dos georgianos, de nuevo la hospitalidad, nos han ofrecido lo que estaban comiendo, además de un vaso de chacha, al que no hemos querido negarnos (no era muy grande, y aunque teníamos que coger el coche, son solo 4 kilómetros de vuelta)

En la bajada hasta el coche, nos hemos hecho amigos de uno des grandotes mastines caucásicos, que solo quería escoltarnos hasta la salida. Todo lo que tenía de grande lo tenía de mátete...


El cansancio pasa factura, así que una retirada a tiempo es lo mejor, no creéis? Parece que son las 10 de la noche, pero son tan solo las 5! Y en eso, que la señora de la guesthouse nos toca la puerta y nos da dos helados que acaba de comprar en el market local. Pequeños detalles que te hacen sonreír.

El día, visto el éxito de ayer noche, lo hemos terminado de nuevo en el Rooms Hotel, que nos parece un sitio de los ‘nuestros’...



Mañana toca desandar parte del camino, y abandonar estas montañas. Por eso nos hemos retirado pronto, una vez terminada la cena... y menos mal, porque hoy la tormenta ha llegado, pero un poco más tarde (no nos ha pillado por los pelos)


Seguiremos informando.

4 comentarios:

  1. Bieeeen!!!!
    Despejado. Ves cómo cambia de un momento a otro el tiempo??
    Lo del lobio de desayuno es un poco fuerte... ese era el guiso de alubias. Vascos sí, pero tanto???
    Por las fotos veo que no llegasteis a subir al siguiente monte enfrente del monasterio. Habéis hecho bien, aunque las vistas eran aún mejores, ese sí que era agotador. Influye también la altura. Ya me contaréis si han hecho el súper parking que estaban preparando (una pena...).
    Y los perros majísimos!

    ResponderEliminar
  2. Pero si esos montes parece Euskadi!! Por cierto, Toronto= NBA!!! We the North!!

    ResponderEliminar
  3. Hola chicos,
    Que buena jornada¡¡ precioso el paisaje y que envidia , más ahora que yo no puedo patear por el monte. y los georgianos que majos¡
    Besitos

    ResponderEliminar
  4. Envidia !!!!
    Mi preferida la foto de la Iglesia con la montaña al fondo.

    ResponderEliminar